¿Pero hay alguien que no sea un poquito rarito? Ser raro no es nada malo. Al revés, ser raro es hasta bueno, porque son esas rarezas tan especiales de cada personita las que la hacen diferente. O, lo que es lo mismo, única. Como bailar, cantar y disfrutar como niños, tengamos 0 o 99 años.
Con su libro-disco, el dúo musical Chumi Chuma contribuye a que los más pequeños pongan en valor las peculiaridades que les parecen raras en ellos y en sus amigos. Por si fuera poco, lo hacen con música, aderezada con unas letras divertidas y memorables.
La importancia de la música y el valor de la diferencia
Ser raro no es nada malo es un libro-disco ilustrado en el que Chuma, un simpático monstruo de otra dimensión, nos presenta a su peculiar pandilla. Torquemada el perro invisible, Barto el Lagarto, Marina la Bailarina, Robobot, los señores patos y Mariano el Marciano. Un singular conjunto de personajes que atrapan al lector con su diversidad.
El álbum incluye 12 canciones inéditas interpretadas y compuestas por el dúo Chumi Chuma. Estas ponen el foco en recordar y memorizar que nuestras diferencias no solo gustan, sino que nos hacen especiales. Y casi siempre nos mejoran. Las letras y el CD se encuentran al final del libro. MALO, Subidón de azúcar, ¡Todo Up!, Mi hermano es un marciano y El limbo (debajo de un cocotero) son algunos de los temas que hacen que sea imposible evitar tararear y bailar sin parar.
La música es una de las disciplinas que está perdiendo protagonismo en las agendas escolares. Sin embargo, sigue siendo un lenguaje universal que no solo contribuye al bienestar emocional. También es una de las artes que más aporta al crecimiento personal. A través de ella se puede llegar a desarrollar la inteligencia emocional. Además, fomenta la sociabilidad, la tolerancia, la empatía y el trabajo en equipo. Es útil para crear nexos sociales, refuerza el respeto y fortalece la autoestima.
