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Síndrome de inmersión, uno de los grandes peligros en los días de playa o piscina

Qué es el síndrome de inmersión
Fuente: Canva
Sapos y Princesas
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Fecha de actualización: 20.07.23

Durante los meses estivales, es habitual que se produzcan accidentes en nuestras playas y piscinas que, en ocasiones, derivan en consecuencias fatales. Entre ellos, se incluyen aquellos provocados por el síndrome de inmersión, que puede afectar a personas de todas las edades. Sin ir más lejos, este verano ya se han registrado varios incidentes de este tipo, algunos de los cuales han terminado con el fallecimiento de los afectados. Pero, ¿en qué consiste exactamente este peligroso fenómeno y qué podemos hacer para minimizar las probabilidades de que se desencadene?

Qué es y por qué se produce

En esencia, el mencionado suceso se ocasiona por una contracción repentina de los vasos sanguíneos, normalmente causada por someter al organismo a un cambio brusco de temperatura. Con el fin de entender mejor el escenario más propicio para su aparición, pensemos en una calurosa jornada, con temperaturas superiores a los 30º C, en la que nos sumergimos de repente en un entorno acuático considerablemente más frío.

Al hacerlo, para empezar, es posible que el impacto sobre el sistema cardiovascular reduzca el flujo de sangre que llega al cerebro. Algo que puede causar mareos o pérdida de consciencia, con el correspondiente riesgo de ahogamiento, e incluso la muerte súbita de la persona. Especialmente cuando esta lleva expuesta a un calor elevado durante un largo periodo de tiempo. Como resultado, el choque térmico llega a afectar a los pulmones y al cerebro de inmediato, lo que constituye una seria amenaza para la salud.

Choque térmico al meterse al agua
Los choques térmicos favorecen la aparición del síndrome de inmersión | Fuente: Canva

Un suceso que deja víctimas todos los años

Lejos de representar casos excepcionales, se producen con más frecuencia de la que podríamos pensar en un principio. Sin ir más lejos, hace pocos días se registró el fallecimiento de un niño de 4 años por esta causa en una piscina de Molina de Segura. Y no es el único caso del presente verano, en el que, también en la Región de Murcia, un adolescente de 17 años y una mujer de 75 han perdido la vida en circunstancias similares.

Cómo prevenir el síndrome de inmersión

Por fortuna, existen diferentes conductas preventivas con las que reducir las probabilidades de que se produzca el síndrome de inmersión. Sus principales objetivos se centran en aspectos relacionados con la preparación del organismo para la transición desde el calor a un medio acuático más fresco, pasando por otros como la información y la asistencia inmediata.

1. Humedecernos gradualmente antes de entrar al agua

La primera medida nos suena a todos, seguramente gracias a nuestras madres y las indicaciones que tantas veces nos han dado desde que éramos niños. Un sabio consejo, consistente en humedecernos gradualmente zonas como la nuca, las muñecas o el torso antes de sumergirnos lentamente en el mar, la piscina o cualquier otro lugar de baño. Al hacerlo, nuestro cuerpo se va aclimatando poco a poco al nuevo entorno, con lo que evitamos el impacto provocado por el contraste térmico.

2. Mantenernos hidratados

También resulta conveniente que el organismo se encuentre debidamente hidratado. El hecho de que estemos dentro del mar o la piscina no impide que sigamos transpirando y perdiendo fluidos. Por eso mismo, se recomienda beber agua de manera periódica, incluso si no se tiene sed, durante las jornadas más tórridas.

Vigilancia, una clave para evitar los peores escenarios
Es conveniente acudir a playas y piscinas con vigilancia cualificada | Fuente: Canva

3. Evitar baños si se ha bebido alcohol

No es extraño que el síndrome de inmersión sea relacionado por muchos expertos con el consumo excesivo de alcohol. Esto se debe a que es una sustancia que contribuye a la deshidratación del cuerpo y que puede favorecer, por tanto, la aparición de este suceso potencialmente mortal.

4. Informarnos de las condiciones meteorológicas

Por otra parte, haríamos bien en mantenernos informados acerca de las condiciones meteorológicas, sobre todo de las relativas a la temperatura exterior y la del agua. Es importante tener en cuenta que, pese a que los grandes contrastes térmicos aumentan las opciones de padecer el preocupante fenómeno, en ocasiones basta con una diferencia en torno a los 10º C. Así lo demuestran los casos acontecidos, verano a verano, en un litoral cálido como el mediterráneo.

5. Acudir a lugares con vigilancia especializada y, a poder ser, hacerlo acompañados

Ir sin compañía a una playa o piscina sin vigilancia puede acarrear consecuencias de extrema gravedad. Además de otras amenazas derivadas de estar solos, como sufrir un percance físico o ser víctima de las fuertes corrientes mientras se nada, existe el riesgo de que el síndrome de inmersión derive en un fatal desenlace si el afectado no es atendido con rapidez.