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Huelga de lactancia: ¿en qué consiste y qué acciones podemos llevar a cabo para interrumpirla?

Qué es la huelga de lactancia y cómo podemos contribuir a interrumpirla
Fuente: Pexels
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 16.10.21

En ocasiones, se dan casos en los que un bebé no quiere tomar pecho. Aunque puede suceder en cualquier momento, resulta más frecuente alrededor de los 3 o 4 meses de vida. Se trata generalmente de escenarios provisionales, que duran entre 2 y 5 días, pero a veces llegan a generar preocupación a las madres, pudiendo derivar en un destete precoz. Cuando dicho rechazo se produce hacia ambas mamas se habla de huelga de lactancia, cuyas causas y acciones correctivas detallaremos más adelante gracias a las explicaciones de los expertos de la Asociación Española de Pediatría.

Cuáles son los síntomas y qué tipos de rechazo existen

La forma de presentación de los síntomas es variable, aunque lo más habitual es que el niño exteriorice tal conducta al inicio de la toma. No obstante, puede suceder en cualquier momento a lo largo de la misma, manifestándose mediante la irritabilidad de nuestro hijo, sus movimientos de cabeza, sus lloros e incluso su intención de apartar el seno con la mano.

Qué puede causar la huelga de lactancia

Como anticipábamos, se diferencian dos tipos de rechazo del pecho en función de si el bebé desecha ambas mamas, fenómeno conocido como huelga de lactancia, o siempre el mismo. Existen muchas situaciones que pueden provocar un cese total en la alimentación, entre las que predominan las siguientes:

  • Síndrome de confusión, paralelo a la introducción de tetinas, biberón o chupetes.
  • Otros problemas en el niño, que pueden resumirse en dolor en la boca por erupción dentaria, obstrucción nasal, infecciones, distracciones frecuentes o aversión oral por experiencias previas desagradables como un sondaje o una aspiración de secreciones.
  • Incidentes con la lactancia, ya sea un reflejo de eyección rápido o excesivamente lento, es decir, que la leche tarde en salir y esto obligue al niño a succionar unos minutos sin obtener nada, o un simple descenso en la producción.
  • Ciertas situaciones maternas, que podrían coincidir con cambios hormonales por la menstruación, el embarazo o el uso de anticonceptivos, con la ingesta de ciertos fármacos o alimentos o con estrés.
    Cambios hormonales, posible causa de la huelga de lactancia
    Las hormonas propias del embarazo pueden motivar una huelga de lactancia | Fuente: Pexels

Otras veces, aunque de manera minoritaria, la huelga de lactancia viene motivada por pequeños detalles como:

  • Cambios en el jabón, perfume o desodorante que usa la madre.
  • Modificaciones de la rutina: vacaciones, visitas familiares, incorporación al trabajo, mudanzas o una separación materna prolongada.
  • Sobresaltos del bebé durante la toma por ruidos fuertes o por la reacción física cuando este ocasiona dolor en el pezón.

Qué podemos hacer para normalizar la situación

Si la madre considera que el origen del rechazo está en un descenso de la producción de leche o si lo percibe como un desprecio de su bebé hacia ella misma, se genera un cuadro de preocupación y tristeza que puede conducir al destete precoz. Por lo tanto, es muy importante tener confianza en una misma y en el niño: él sabe cómo engancharse y tú estás capacitada para alimentarlo, una frase que se ha de recordar siempre que se trate de una situación pasajera.

Positividad para superar la huelga de lactancia
Es muy importante tener confianza en una misma para superar la huelga de lactancia | Fuente: Pexels

Para asegurar una adecuada alimentación, debemos ofrecer el pecho a demanda sin forzar a nuestro hijo. Si se resiste a tomarlo directamente, hemos de sacar la leche para mantener la producción y evitar la ingurgitación mamaria. Posteriormente, la intentaremos suministrar mediante una cuchara, un vaso, un suplementador o, en último término, en un biberón.

Otras medidas que nos pueden ayudar a alcanzar una normalidad en las tomas son:

  • Darlas en un ambiente tranquilo, sin distracciones, a media luz y sin ruidos.
  • Aumentar el contacto piel con piel sin obligar al niño a que agarre el pecho. Cogiéndolo, meciéndolo, paseando con él y, en definitiva, adoptando medidas para favorecer que se sienta cómodo en nuestro regazo de su madre sin la presión de comer.
  • Caminar con el bebé en brazos o con un portabebés, permitiéndole agarrase y comer cuando desee.
  • Ofrecer el pecho cuando esté adormecido o dormido, potenciando así la succión no nutritiva.
  • No saltarse las tomas para que coma con más hambre, sino todo lo contrario. Lo conveniente es acercarle el pecho sin esperar a que esté irritable y hambriento.
  • Dormir cerca de él para responder pronto a su llamada.
  • Adoptar la postura de crianza biológica o probar con otras distintas a las habituales como la de rugby o la lateral, entre otras.