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Psicología y salud mental

Los tres duelos de la adolescencia y cómo acompañar a nuestros hijos en cada uno de ellos

los tres duelos de la adolescencia
Fuente: Canva
Sapos y Princesas
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Fecha de actualización: 09.08.23

La adolescencia es esa etapa única y compleja en la que los cambios físicos, emocionales y psicológicos se entrelazan formando un torbellino de experiencias. En este proceso de transición hacia la adultez, los adolescentes afrontan diversos desafíos que pueden generar una montaña rusa de emociones. Armida Aberastury y Mauricio Knobel proponen, en el libro La adolescencia normal, una teoría que analiza los tres duelos de la adolescencia que deben atravesar para alcanzar finalmente la madurez. ¿Los conoces? Vamos a profundizar un poco.

Primer duelo: despedida de la infancia

Uno de los duelos más significativos por los que pasan los adolescentes es la pérdida de la infancia. Durante esta etapa, se enfrentan a la realidad de que ya no son niños y que su vida está en constante transformación, a un ritmo que puede ser un poco vertiginoso. Es común que experimenten sentimientos de nostalgia y añoranza por lo que dejan atrás, mientras se ven obligados a ir asumiendo las evidentes nuevas responsabilidades y expectativas propias, acordes a su nueva edad.

Este proceso de despedida o pérdida puede generar cierta ansiedad e incertidumbre sobre el futuro. Los adultos debemos estar atentos a sus emociones y brindar un espacio seguro para que puedan expresar sus sentimientos y preocupaciones. Aceptar y acompañar este duelo permitirá que los jóvenes se sientan comprendidos y respaldados en esta fase colmada de cambios. ¿No la hemos atravesado todos? Lo que también pone sobre la mesa una pregunta: ¿recuerdas cómo te sentías a su edad? 

A veces, entre regañinas y disgustos, olvidamos que también pasamos esa fase hace años; y sí, estuvimos en esos zapatos y sentimos todo con mucha intensidad. La alegría excesiva, los problemas que parecen no tener solución, incluso, el sentir que ‘lo sabíamos todo’; así que antes de pensar en alejarlos aún más, estaría bien que hiciéramos un poco de memoria.  

los tres duelos de la adolescencia
La adolescencia es una etapa de autodescubrimiento y de gran conexión con los amigos | Fuente: Canva

Segundo duelo: separación e individualización

El segundo de los tres duelos de la adolescencia está relacionado con la necesidad de separarse e individualizarse de sus padres y figuras de autoridad. Durante este periodo, los jóvenes buscan establecer su propia identidad y autonomía, lo que implica distanciarse emocionalmente de su padre y de su madre y comenzar a tomar decisiones por sí mismos, acercándose más a sus amigos y colegas; es decir, sus pares.

Este proceso de ‘separación’ puede generar ciertas tensiones y conflictos en nuestra relación, ya que probablemente nuestro pequeño y adorable niño (que ya ha crecido) comience a desafiarnos, alejarse un poco o dejar de vernos como antes. Es importante que los adultos respetemos este proceso y permitamos que tomen decisiones, y asuman las responsabilidades acordes a su edad y madurez.

Acompañarlos en esta búsqueda de identidad es fundamental para que se sientan seguros y confiados en sus decisiones. Brindarles un ambiente de confianza y apoyo fomentará su autonomía y les permitirá desarrollar una identidad sólida y auténtica. En este punto es relevante comprender algo: nuestros hijos e hijas son otras personas diferentes a nosotros.

Muchas veces intentamos moldearles o juzgarles como si fueran nuestros problemas, y no debemos olvidar nunca que la experiencia es intransferible. Ellos harán su propio camino (y se caerán de tanto en tanto, sí), con sus gustos, sus ideas, sus deseos y sus sueños. Como padres o figuras de cuidado, estamos allí para acompañar a los jóvenes en un proceso del que no somos protagonistas.

los tres duelos del adolescente: cómo ayudar
Los duelos son inevitables, pero podemos acompañarlos en el proceso | Fuente: Canva

Tercer duelo: aceptar la propia imagen corporal

Un tercer duelo importante que encarar los adolescentes tiene que ver con el cambio y la aceptación de su imagen corporal. Durante la adolescencia, experimentan cambios físicos significativos, lo que puede generar inseguridades y preocupaciones sobre su apariencia. Si sumamos a eso la perfección estética —e irreal— que se fomenta en las redes sociales, a los primeros enamoramientos y al sumergirse en un mundo donde todavía la imagen es de suma importancia, sabemos que es un revés que deben asimilar.

Hoy en día los estándares de belleza y perfección están omnipresentes, y eso lleva a muchos jóvenes a sentir presiones para ajustarse a ideales físicos. Es esencial que los adultos potencien una imagen corporal positiva y realista, reforzando la importancia de la autoaceptación y el amor propio. 

Ayudar a los adolescentes a desarrollar una actitud saludable hacia su cuerpo contribuirá a su bienestar emocional y psicológico. Establece una comunicación abierta y comprensiva sobre temas de imagen corporal y autoestima; esto hará que se sientan cómodos expresando sus inquietudes y buscando apoyo en momentos de vulnerabilidad.

Eso sí, no prediques el amor propio sin acciones, porque las palabras caerán en el olvido. De nada sirve decirle a nuestro hijo o hija que está muy bien si luego nos burlamos de nuestra pareja porque cogió unos kilos, u opinamos negativamente de los cuerpos ajenos de los famosos. Intentemos, dentro de lo posible, ser coherentes en lo que hacemos y decimos.

¿Cómo podemos ayudar?

Lo hemos vivido y lo sabemos; la adolescencia es una etapa de cambios y descubrimientos. Los duelos no pueden evitarse, sino transitarse de la mejor manera posible. Acompañarlos en este proceso, respetando sus necesidades de separación e individualización, brindando un ambiente de apoyo y promoviendo una imagen corporal positiva, es clave para que desarrollen una identidad sólida y se conviertan en adultos seguros.

Como padres o tutores, tenemos la responsabilidad de ser aliados y guías en esta travesía, brindando nuestro apoyo y nuestra comprensión para que puedan trabajar estos duelos con valentía y confianza en sí mismos. La adolescencia es una etapa de crecimiento y aprendizaje tanto para ellos como para nosotros, y juntos podemos construir un camino en común. No lo olvides: ellos también tienen mucho que enseñarnos.