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La actitud de la familia, clave para un feliz periodo de adaptación en la escuela infantil

periodo de adaptación en la escuela infantil
La tranquilidad de los padres dará seguridad a los niños que se incorporan a la escuela infantil
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 30.07.21

El periodo de adaptación en la escuela infantil es un proceso por el cual los niños y las familias se van acomodando a una nueva situación, espacios, personas mayores e iguales. Es un proceso en todos los sentidos, tanto en el plano emocional como en el físico y mental. Os explicaremos qué se debe tener en cuenta en esta etapa y de qué modo conseguiremos que la transición de la casa al centro educativo se convierta en la mejor experiencia posible. 

Tenemos que tener en cuenta que se trata de una fase en la que el pequeño empieza a explorar el mundo lejos de su figura de referencia. Así que esa figura debe estar tranquila tanto en la llegada como en la recogida. Los niños son muy sensitivos y, si notan que la persona que habitualmente les cuida está nerviosa o con ansiedad, ellos también lo estarán.

Empezando a forjar un nuevo vínculo

Es importante gestionar el apego, ya que se forma en el primer año de vida. La prioridad en este momento será crear un vínculo positivo con la educadora. El que establezca con ella compensará o reforzará el que ya está establecido con la persona de referencia en casa.

La duración de esta etapa dependerá del niño y del tipo de apego que haya desarrollado. Y terminará cuando acepte esta nueva realidad y se encuentre cómodo y a gusto.

La experiencia permite comprobar que tanto la actitud de la familia como el tipo de apego hacen que esta fase inicial sea más fácil o más complicada. Por eso, el centro educativo tiene que proporcionar, tanto a la familia como a los menores, aquellas necesidades que nos demandan en cada momento.

Dos clases fundamentales de apego

Hay dos estilos de apego y ambos marcarán el periodo de adaptación en la escuela infantil:

1. Apego seguro

Los pequeños que lo han desarrollado son los que más apoyo necesitan en esta fase inicial. Suelen sentir rechazo, tanto a la entrada como a la salida del centro. Saben que en casa la persona de referencia subsana sin problema todas sus necesidades y sienten preocupación o ansiedad ante esta nueva situación porque desconocen si se cubrirán sus requerimientos.

Tienen más capacidad para vincularse con la educadora de una manera positiva una vez que se adaptan a la escuela. Además, cumplirán las normas, explorarán de manera continuada, mostrarán curiosidad por el entorno y tendrán reacciones esperadas. Tienden a sentirse cómodos y cuando vienen los padres no tienen una necesidad tan imperiosa de salir corriendo a su encuentro. El trabajo con estos niños consistirá en tener paciencia y ofrecerle en cada momento aquello que necesiten.

2. Apego inseguro

Aquí los lazos no son tan fuertes y no proporcionan la seguridad necesaria a los hijos. En este grupo se establece una subclasificación:

  • Niños invisibles
  • Niños incoherentes

Los primeros nunca han tenido cubiertas sus necesidades y su autoestima es muy baja. En la fase de adaptación se amoldan sin problema a la escuela y aunque, aparentemente, son muy independientes, no es una apreciación real, ya su baja autoestima les hace dependientes.

Con ellos habrá que trabajar a lo largo de todo el curso, para hacerles visibles y que comprueben que sus necesidades están cubiertas. Les frustrará que otros compañeros hagan bien sus tareas y ellos no, por ejemplo. Y no querrán que se les brinde ayuda; la educadora tendrá que ofrecérsela, pero de una manera más sutil.

Los clasificados en el grupo de los incoherentes, por su parte, no saben cuándo van a ser atendidos, ya que en su casa sus necesidades unas veces han estado cubiertas y otras no, según el estado de ánimo de sus figuras de apego.

Durante el periodo de adaptación en la escuela infantil se les puede confundir con niños de apego seguro en el momento de la separación, ya que también les cuesta, como a ellos, ver cómo se va su persona de referencia. La diferencia principal radica en que estos últimos, una vez que se han amoldado al centro educativo, son felices en él.

En cambio, los pequeños con apego inseguro no tienen una manera de actuar coherente; unos días se muestran contentos, otros no; unas veces son cariñosos, otras no, en ocasiones buscan ayuda y en otras la rechazan.

Otra de las grandes diferencias se manifiesta al regresar su figura de referencia para recogerlos concluida la jornada escolar. Los niños que poseen un vínculo seguro se calman fácilmente al verla. En cambio, en los que el lazo es inseguro e incoherente les cuesta calmarse incluso estando esta persona delante.

Consejos para ayudar a las familias en la etapa de adaptación

1. Serenidad para transmitir confianza

Lo primero que tienen que tener en cuenta las familias es que resulta de suma importancia que la persona de referencia esté tranquila y segura. Es la mejor manera de proporcionar fiabilidad al niño. Se ha elegido el mejor centro y se debe confiar en él y en los profesionales que trabajan allí, así que durante este periodo de adaptación en la escuela infantil la premisa básica es mantener la tranquilidad.

2. Hay que decirles adiós siempre

Nunca dejes a tu hijo en el centro escolar sin despedirte; él debe saber que te vas. Y dile cuándo le vas a venir a buscar. Pero no le digas una hora concreta, mejor alude a algún acontecimiento. A estas edades necesitan rutinas, en el sentido de ayudarles a moldear el mundo que les rodea. Estas rutinas les sirven para saber lo que va a suceder en cada momento. Por ejemplo, debemos decirles frases como: ‘después de la merienda te vengo a buscar’.

3. Comprender que el llanto es lógico y habitual

Es normal que en esta etapa de comienzo en la escuela los niños lloren, no es una señal de alarma. Y, además, es una manera de saber qué estilo de apego tienen. Así que la figura de referencia debe estar tranquila y confiar en la profesionalidad de los trabajadores del centro, como hemos dicho.

4. Seguir las indicaciones que os marquen

Lo mejor que podéis hacer es respetar las directrices que os aconseje la educadora. Es la profesional que va a compartir con vuestro hijo muchos momentos y va a saber valorar sus necesidades en cada situación.

“El aprendizaje es experiencia, todo lo demás es información”, Albert Einstein. Así que, en este periodo, paciencia y confianza, todo se está asentando.

Cristina Domínguez Conde
Escuela Infantil Lázaro
Centro asociado a ACADE